El paso del tiempo no perdona para nadie ni para nada y es que muchos materiales como la madera sufren el estar puestos a la intemperie, el desgaste del uso y las inclemencias metereológicas, entre otros. La piedra quizás sea el mejor elemento para envejecer ya que muchos puentes, estructuras y casas de este material se mantienen en perfecto estado. La madera por el contrario sufre en exceso, sin embargo, si tomamos ciertas medidas y sabemos cuidar la madera nos puede dar muchas alegrías.
Cuando hablamos de la madera lo primero que pensamos es que es un material endeble, barato, poco resistente, con posibilidad de que se incendie, que se desgasta muy rápido y que necesita mucho mantenimiento.
Si bien es cierto que en algunos casos y dependiendo del tipo de madera pudiera ser algo cierto, no lo es del todo. Vamos a explicarnos.
La durabilidad de la madera depende de cada árbol del que provenga y nada tiene que ver la madera de pino o cerezo europeo que la de teca, roble, elondo o ipé.
Y es que mientras los cuatro últimos árboles nombrados (teca, elondo o ipé) son, por decirlo así, casi indestructibles los primeros como el pino o el cerezo europeo son poco o nada resistentes.
Esto tiene que ver con la clasificación de la madera según el árbol del que se corte.
Y es que cada madera tiene un uso, una finalidad y unas características bien diferentes que hacen que sean usadas según las mismas para diferentes usos. No podemos tener en el exterior una madera como el eucalipto ya que se estropea más. Eso sí, si no la cuidamos mínimamente.
Y es que el mantenimiento es un aspecto fundamental de la madera que debemos hacer sí o sí a menos que tengamos madera de teca o iroko en nuestro jardín. La verdad es que a menos que paguemos el dinero que vale la madera debamos apañarnos con otras más comunes.
Pero no todos son malas noticias, un buen mantenimiento puede conseguir varias cosas. La primera que este material puede recuperar parte de su color y aspecto con un buen mantenimiento incluso en el peor escenario de que esté dañada. Mientras lo segundo es que un buen uso de materiales alargará su vida además de que no nos llevará demasiado tiempo aplicarla.
Como es evidente la madera que está en el exterior sufre mucho más que la del interior. Pero eso no significa que ambas no necesiten cuidados. En el caso de que contemos con elementos de madera como mesas, sillas, techos, barandillas y columnas debemos usar protectores que no alteren la calidad de la misma.
Los barnices para exterior solían ser la solución para recuperar el color de la madera, darle otro toque y protegerlo del sol y de los cuarteos. El aspecto de una madera sin proteger no necesita el barniz clásico ya que ahora la tecnología ha desarrollado barnices de poros abiertos que son capaces de entrar en el interior de la madera sin aplicar la película brillante del exterior.
Este efecto penetrante consigue dos cosas, reforzar la madera por dentro al tratarla como si fuera una especie de impermeabilizado y se puede aplicar sin la necesidad de lijar. Otro aspecto importante es que su mantenimiento es escaso ya que aguanta bien el paso del tiempo. En torno a cinco años es lo recomendado para iniciar el ciclo de barnizado de nuevo.
Esto es válido para maderas de exterior, pero también sirven para las de interior que sufren menos. Este barniz llamado lasur también vale para maderas blancas que son aquellas que no tienen tratamiento y son habituales en porches y pérgolas de madera.
Las maderas resistentes provenientes del Amazonas como el teca es impermeable, aguanta bien la humedad y no necesita pintura o barniz. En cambio, es corrosiva pero lleva bien los hongos y las termitas. Sin embargo, otras maderas de latitudes tropicales necesitan aceites para que no pierdan su color ni textura habitual.
La clave para proteger la madera de las inclemencias ambientales es elegir un buen protector que sea fungicida, que repela la humedad y que sea pigmentado en el caso de que la madera esté expuesta de forma directa con el sol.
Otro aspecto es darle una capa de barniz. Eso sí, debe ser de forma uniforme y rodear toda la madera para que no entre humedad ni bichos que puedan afectarla.
Existen otras soluciones como tratamientos a presión, tratamientos químicos como barnices, pinturas y el laminado de madera. También puede suceder que se aplique una combinación de los anteriores. Todo depende de cada caso y las características de la madera así como su exposición al sol.
A continuación, os dejamos un listado de consejos y claves para el cuidado de la madera en interior, es decir, en muebles, sillas y armaros.